¿Porqué las personas con Asperger son “raras”?
Publicado el 11 marzo, 2011 por Psic.Vanessa Delpech Zavala
Traducción y adaptación de un texto de Rudy Simone, escritora diagnosticada con Asperger.
Las personas no autistas ven números y sienten seguridad. Nosotros sentimos amenaza. A menos que seamos náufragos y llevemos flotando en el mar cuatro días sin alimentos, ver a otras personas no nos hace sentir seguros. Cuando hay otras personas a nuestro alrededor, nuestra amígdala cerebral se estimula causando una sobrecarga de adrenalina que provoca una reacción de huida. Como consecuencia, nos sentimos irritables, queremos salir corriendo o bien, si nos han entrenado para no tener estar reacciones, nos sentimos muy incómodos y sufrimos de una incapacidad temporal para hablar. Algunos de nosotros, debido a la adrenalina, intentamos cambiar el modo de ejecución y podemos parecer ingeniosos y encantadores por un período corto de tiempo. Pero estos comportamientos son solo una cortina de humo, las actuaciones cansan y no podemos mantenerlas por mucho tiempo.
La sobrecarga sensorial es algo con lo que luchamos diariamente y hoy por hoy es parte de los criterios para diagnosticar los trastornos del espectro autista. Para algunas personas con Asperger, un ventilador de techo que gira bajo una luz es lo mismo que estar en un antro con luces estroboscópicas después de tomar varias copas. Incluso cuando vamos por la carretera, la luz del sol que se filtra entre los árboles hace que nos duela la cabeza. Los diferentes estampados y patrones en las alfombras nos provocan mareo y vértigo. Los anuncios fluorescentes de los supermercados hacen que nos queramos poner en posición fetal sobre cualquier mostrador. Las oficinas, almacenes y tiendas a las que tenemos que ir generalmente están llenas de fuentes que proporcionan una sobrecarga sensorial: Desde la iluminación barata hasta una mala selección de música pop. Si nos logramos controlar y no tenemos una crisis, es un hecho que no vamos a estar relajados o alegres en estos entornos.
No somos buenos para reconocer caras y nuestra memoria es fragmentada. Algunas personas autistas pueden recrear cualquier cosa después de verla una vez. A menudo recuerdo una serie de sonidos, sensaciones e imágenes como si fuera una videograbadora, pero se me puede hacer muy complicado recordar las caras de las personas que se parecen. A veces caminando en los pasillos veo a personas que se me hacen vagamente familiares, me quedo pensando ¿dónde lo he visto antes?, mientras la otra persona está pensando “¿Qué le pasa, porqué no saluda?”. Para cuando me doy cuenta de quién es la persona y volteo, ya es demasiado tarde y se encuentra muy lejos como para decir “hola”. Sé que parece raro, pero soy capaz de recordar todo un párrafo de un libro y puedo decir los presidentes del país en orden; pero soy incapaz de recordar en dónde estábamos ayer a esta hora.
Siendo sinceros, no nos importan las pláticas “por compromiso” y todo nuestro mundo gira alrededor de lo que nos gusta. Si no estamos interesados en quién ganó American Idol, el sonido de esos debates es como “bla bla bla” de la maestra de Charlie Brown o el cacareo de las gallinas. Puedo pensar que eres aburrido porque no compartes mis pasiones e incluso puedo hablar una y otra vez sin parar sobre la genialidad de mi compositor favorito, sin notar el cansancio en tus ojos, tu postura de aburrimiento ni lo que pasa con la gente a mi alrededor mientras te platico. A veces tenemos una racha de “autoabsorción” que puede ser muy cansado, necesitamos aprender a controlar este factor de la personalidad.
Nuestra comprensión de las normas sociales es básica. Probablemente puedo ir por mi misma a las pastelería y encontrar el camino de regreso a casa pasando por la oficina de correos, pero no puedo platicar con profundidad sobre un tema o entender las connotaciones culturales del lenguaje.
Marchamos a nuestro propio ritmo y marchamos de forma peculiar. No nos limitamos a tomar el camino menos transitado, creamos uno nuevo. Sin embargo, debido a que tenemos dispraxia y/o disfunción propioceptiva, podemos no hacerlo agraciadamente. La dispraxia es un déficit en la planificación motora. La propiocepción es saber dónde están tus miembros, con respecto al otro. Quizá no sea necesario un corcho en el extremo de nuestro tenedor para evitar sacarnos el ojos, pero puedo tropezarme en las escaleras eléctricas o golpearme en la cara con la pelota de béisbol. Puedo parecer Isadora Duncan cuando bailo solo, pero en un baile de parejas seguro tomaré el camino equivocado.
Tenemos poca conciencia de género. Las mujeres con asperger generalmente no batallan por el peinado o las uñas perfectas como las otras niñas de su edad. Se nos hace una pérdida de tiempo. Quizá con la edad este aspecto se desarrolle un poco más, pero si pudiéramos elegir, continuaríamos sin que nos importasen mucho la feminidad y las modas. Probablemente nos sumerjamos en nuestros propios intereses y olvidemos cepillarnos el cabello, usemos ropa que no combina de forma que nos veamos despeinados y desaliñados.
Nos tomamos las cosas de forma literal, una broma de “toc, toc” es probable que nos haga correr a ver quién está tocando la puerta.
Por último, pero no menos importante, la ansiedad es nuestra emoción predominante. Añade a eso el estrés post-traumático de la soledad, la confusión y el acoso que sufrimos… una pequeña palmada en la espalda puede hacernos saltar fuera de nuestra propia piel. Es por esto que parecemos preocupados y controlados todo el tiempo. Este exceso de control somos nosotros, tratando de mantener el orden en el caos, tratando de sentirnos más seguros en este mundo loco. Muchas personas con Asperger toman fármacos contra la ansiedad, pero aún no hay ningún medicamento para hacernos “normales”. Y no, no podemos simplemente “superarlo” y no podemos simplemente “ser normales”. El cerebro es un órgano flexible y podemos aprender, pero siempre, siempre, tendremos Asperger. Lo digo en voz alta y lo digo orgullosa.