domingo, 2 de junio de 2013

ORIENTACIONES PEDAGÓGICAS PARA ALUMNADO TDA-H.

PSICOGIAGNOSIS: Excelente página de psicología clínica infantil a cargo de Sergi Banús Llort (Psicólogo clínico infantil).

 

Además de que las personas con TEA – Asperger pueden presentar comorbilidad con TDA-H, o bien a veces se solapan sus diagnósticos, de forma que el trastorno nuclear es el T. Espectro Autista y no el TDAH, pues hay una forma especial de atención en la gente con TEA-Asperger (por ejemplo, los fallos en la coherencia central, y en la función ejecutiva y memoria de trabajo…), vemos que muchas de las recomendaciones metodológicas y pedagógicas para alumnos con TDA – H pueden ser útiles para alumnado con Asperger (no hay más que comparar la normativa de la Consejería de Educación de Canarias al respecto: muchos puntos en común).




Orientaciones déficit atención



1- Introducción

En esta página vamos a exponer los puntos claves para intentar ayudar y optimizar el aprendizaje de niños con déficit atencional (con o sin hiperactividad). 
Aunque las orientaciones están pensadas básicamente para los niños con un diagnóstico de T.D.A.H, algunas de estas pautas pueden igualmente resultar útiles para niños que presentan problemas de concentración o distracción fácil.

El déficit de atención es uno de los problemas más habituales en las escuelas. Los niños que lo padecen ven limitado su aprendizaje y para los maestros suponen un elemento de dificultad añadido por los efectos que puede tener su comportamiento en el grupo. De aquí la importancia de conocer los puntos clave del trastorno y la forma de paliarlos, en la medida de lo posible, en el aula.

2- Puntos fundamentales a tener en cuenta:

1
El déficit de atención (con o sin hiperactividad) es básicamente un trastorno de tipo neurobiológico. Por tanto, no es debido directamente a causas de tipo emocional, social, educativas, etc., si bien, estos factores pueden agravar el problema.
2
Es un trastorno crónico, de por vida, si bien va evolucionando y puede mejorar sustancialmente con el entrenamiento debido. En la vida adulta son aquellas personas que lo olvidan todo y tienen facilidad para empezar o hacer varias cosas a la vez sin aparente esfuerzo.
3
Normalmente el déficit de atención se da conjuntamente con la hiperactividad y la impulsividad, rasgos que se incluyen dentro de lo que conocemos como T.D.A.H. (Trastorno de déficit de atención con hiperactividad).
4
Hay que entender el funcionamiento del niño en función de su peculiar estilo cognitivo. Podemos afirmar que el niño está superado por su propio nivel de activación y su voluntad queda en un segundo término.
5
Le costará mucho más que otros niños sin el trastorno, poder concentrarse o atender cualquier instrucción.
6
Pueden parecer “sordos” delante cualquier demanda del adulto. Por el contrario, pueden oír o atender a estímulos irrelevantes que sólo ellos perciben. En ellos suele cumplirse aquello de que: “estén en todo y no están en nada."
7
La mayoría de estos niños no son discapacitados intelectuales a pesar de que es muy probable que desarrollen problemas específicos del aprendizaje y se produzca un cierto retraso escolar. Ello no es impedimento para que en la etapa adulta consigan, dentro de sus áreas de interés, logros académicos o laborales.
8
Durante la infancia suelen tener problemas de relación con los iguales. En la adolescencia puede aparecer una baja autoestima. Siempre tienen la sensación de que nadie les comprende.
9
El déficit de atención se puede trabajar desde la escuela y en casa si conocemos los pormenores del trastorno y como hacerle frente.
10
Respecto al tema de la medicación (a partir de los 6 años: metilfenidato) tiene que ser valorada por un médico o pediatra. Normalmente produce una mejora en la atención y la hiperactividad pero presenta efectos secundarios que son necesarios valorar. En general, si no hay conductas disruptivas asociadas o un déficit de atención muy severo, la medicación puede esperar.

3- Orientaciones psicopedagógicas

Un niño con déficit de atención supone un gran estrés añadido para el maestro/a. El aula constituye un entorno colectivo en el que hay un orden y un tiempo. No obstante, para estos niños, las situaciones demasiado estructuradas entran en conflicto con su propio estilo de funcionamiento cognitivo y motriz.
Hay que tener siempre en cuenta que necesitarán efectuar un mayor esfuerzo respecto a otros niños sin el trastorno para concentrarse o mantener la atención. 
Con frecuencia parece que el niño va hacia atrás y que cosas que tenía ya aprendidas no es capaz de recordarlas en momentos determinados.
Cada niño tiene su propio ritmo de aprendizaje y esto es especialmente cierto con los que presentan déficit de atención.

Por lo general, estos niños, no presentan discapacidades intelectuales relevantes, situándose dentro del grupo normativo (C.I. entre 80 y 115) en la mayoría de los casos.
Lo que sí ocurre con cierta frecuencia es que son claros candidatos a desarrollar problemas específicos del aprendizaje (dislexias, disgrafías, discalculias, etc.) debido a sus problemas de atención y la dificultad de trabajar en tareas secuenciales o de seriación.
También suelen presentarse, en este colectivo, problemas de lateralidad.

A medida que el niño crece y acumula cierto retraso en el aprendizaje pueden aparecer una baja autoestima, desmotivación y abandono fácil de cualquier actividad académica.

Pautas concretas:

a)
b)
c)

a)   Para que aprendan más:


1
Por regla general, los niños con déficit atencional, aprenden mejor cuando la información es presentada visualmente. Por ello es muy importante, en la medida de lo posible, acompañar la información oral, con la presentación de imagenes.
2
Las instrucciones deben ser claras y concisas, adecuadas a la capacidad y características del niño. Mejor sólo una instrucción en cada emisión verbal. Si introducimos diversas peticiones en una misma locución, el niño se pierde con facilidad. No emitir, junto a las demandas, excesivos razonamientos de nuestra petición por el mismo motivo.
3
Cuando se efectue una demanda oral, es necesario asegurarnos de que antes se haya establecido contacto ocular. De esta forma eliminamos la atención a posibles estímulos distractores y facilitamos la recepción del mensaje. Antes de hablarle hay que pedirle que nos mire.
4
La ubicación física del alumno con déficit de atención en el aula es muy importante. Debemos priorizar aquellos sitios con pocos elementos de distracción (ventanas, zonas de paso, ruido, etc.), cerca del maestro o al lado de niños tranquilos en su defecto.
5
En algunos casos, puede utilizarse algún compañero con el que tenga buena relación y tenga el perfil adecuado para que le ayude en las tareas que tiene mayor dificultad.
6
El niño atenderá con mayor facilidad las actividades que sean presentadas de forma estimulante, innovadora, especialmente si nos apoyamos con material visual.
7
Puede también resultar útil anticiparle las diferentes actividades y repetir las instrucciones en el momento de iniciarlas. Es básico asegurarnos de que el niño ha entendido la tarea antes de iniciarla. Recordar que no es tanto un problema de comprensión sino de que el niño atienda.
8
Según la edad del niño, podemos enseñarle a hacer esquemas, a subrayar, en definitiva, a reconocer lo esencial de lo accesorio.
9
Intercalar actividades más lúdicas si consiguen acabar el trabajo menos atractivo (matemáticas, etc.) en un tiempo prefijado. Pueden utilizarse, según edad y preferencias, mandalas, actividades ordenador, etc.
10
Es de gran ayuda que en casa tenga un espacio de tiempo para trabajar con los padres y que supervisen la realización de los deberes. Los padres son piezas fundamentales para reforzar los aprendizajes. Este trabajo debe efectuarse independientemente de que el niño tenga ya otros soportes como refuerzos, maestro de repaso, etc.

b)   Para mejorar su motivación y autoestima:

1
Resulta muy útil comenzar la tarea con ellos, si bien, luego tendrán que continuar la tarea ellos solos.
2
El punto clave para motivarlo es que el niño vea que es capaz de ir haciendo el trabajo como el resto de sus compañeros, pese a sus dificultades específicas. Es necesario que nos aseguremos unos primeros éxitos al principio. Para ello deberemos calibrar su capacidad real de trabajo y ajustarnos, en la medida de lo posible, a aquello que el niño sea capaz de realizar en un espacio concreto de tiempo. No hay que olvidar que los niños con déficit de atención necesitan más tiempo y poner mayor esfuerzo para centrarse que otros niños sin el trastorno.
3
No compararlo nunca con otros niños. El niño con problemas de atención tiene, sin duda, aspectos deficitarios pero, seguramente, hay también aspectos positivos en su capacidad de aprendizaje (buena memoria visual, etc.). Por tanto hay que buscar aquello en lo que funciona mejor para poder motivarle en la adquisición de otras habilidades en las que presenta más problemas.
4
Puede ayudarle mucho el hecho de fraccionar las tareas escolares en pequeñas partes (paso a paso). De esta forma podremos reforzarlo inmediatamente e invitarlo a seguir trabajando. Probablemente, cuando el niño esté cansado, difícilmente conseguiremos que siga trabajando y quizás sea necesaria la introducción de otro tipo de actividades.
5
Hay que tratar con naturalidad sus errores y problemas para centrar la atención. No hay soluciones mágicas al respecto y sólo el trabajo cotidiano y la constancia pueden ayudarnos a avanzar.
6
Si el niño es incapaz de permanecer quieto en su asiento en el aula, puede estar indicado el valorar la posibilidad de introducir alguna actividad que implique movimiento, por ejemplo, ordenar el aula, ir a recoger alguna cosa, hacer algún recado, etc., en algún momento de la clase. Ello, pero, puede tener el inconveniente de que otros niños lo soliciten.
7
Priorizar la calidad de su trabajo frente a la cantidad. Con frecuencia, estos niños, presentan disgrafía, problemas con el control del trazo y, también, omisiones, rotaciones o distorsiones de letras y números así como distorsiones en la forma de los dibujos (tamaño, forma, etc.). Regular los deberes para casa. Es preferible, en inicio, que hagan pocos pero bien acabados.
8
Cuando juzguemos su comportamiento o trabajo, es importante intentar sustituir el verbo “ser” por el “estar”. No debemos decir: “Eres muy distraído, así no aprenderás nunca.” por: “Estas muy distraído, si quieres puedes hacerlo mejor.” Lo que pretendemos es enviar el mensaje de que él puede cambiar las cosas (locus de control interno) y evitar las etiquetas.
9
Para estos niños es muy importante el soporte pedagógico pero también el emocionalpor parte de maestros y educadores. Es necesario establecer un equilibrio entre la exigencia de trabajo y el acompañamiento en la regulación de los síntomas negativos del trastorno.
10
Son necesarias tutorías individualizadas de soporte. Consensuar con la familia y los diferentes profesionales educativos unas pautas comunes de actuación, efectuando reuniones periódicas. Igualmente hay que utilizar la agenda escolar como medio de comunicación diario entre escuela y casa.
c) Para regular su conducta en clase:

1
Concretar al niño qué quiere decir “portarse bien.” Por ejemplo, especificaremos: “Acabar la página o ejercicio, no levantarse de la silla, no chillar, etc.” Hay que evitar instrucciones largas o que comprendan varias demandas a la vez. Tampoco es conveniente (cuando se le solicita algo concreto) intentar razonar demasiado el motivo de nuestra petición (difícilmente nos escuchara y comprenderá el mensaje).
2
Hacer una lista de las cosas que sí se pueden hacer (hablar bajito, levantar la mano para solicitar alguna cosa en clase, salir del aula con tranquilidad, etc.)
3
Poner las normas por escrito, con soporte gráfico y en un lugar visible para todos los alumnos. De esta forma les recordamos permanentemente lo que se espera de ellos en clase.
4
Marcar los límites de forma muy clara para todos. Establecer las consecuencias sustialumnos con déficit atencional suele funcionar muy bien la economía de fichas. Deberemos tener en cuenta que funciona mejor la retirada de puntos (coste de la respuesta) que el castigo directo (perdida inmediata del reforzador o premio). Recordar también que tanto el premio como el castigo (tiempo fuera u otro) funcionan mejor si se aplican de forma inmediata después de la conducta que queremos premiar o evitar.
5
Cuando apliquemos algún correctivo es importante mostrarse seguro y contundente pero a la vez debemos ser capaces de no chillar o alzar la voz. Esto puede alterar más al niño y no vamos a conseguir ningún efecto positivo. Podemos explicar muy brevemente el motivo de nuestra decisión pero sin razonar excesivamente, ahora no es el momento.
6
Evitar comentarios, cuando le llamemos la atención, del tipo: “eres un desastre, nunca harás nada, no tienes remedio, estoy harto de ti, etc.” Podemos en su lugar sustituirlo por:“Estoy disgustado por tu conducta, me duele apartarte de tus compañeros, sé que puedes hacerlo mejor si quieres…”
7
El maestro es un modelo para el niño. Hay que ser tolerante, flexible y paciente con estos niños en la medida de lo posible. Suelen requerir más afecto dado que, a menudo, se sienten solos. Es necesario combinar la exigencia de trabajo con la comprensión hacia su trastorno.
8
La comunicación con la familia es fundamental en este trastorno. Se recomienda que haya un tutor o maestro de referencia para efectuar el oportuno seguimiento y coordinar las acciones con la familia.
9
Su peculiar conducta suele propiciar la incomprensión y alejamiento de una gran parte de sus compañeros. No saber esperar los turnos en el juego, mostrarse nerviosos o excesivamente impulsivos pueden granjearles más de una enemistad. No obstante, la mayoría de ellos necesitan (como la mayoría de niños) del afecto y amistad de sus iguales. Por tanto si el niño se siente rechazado puede incrementar algunas de sus conductas negativas.
10
Para prevenir problemas, puede ser muy útil explicar al resto de compañeros de clase (a partir de Primaria) la necesidad de que algún o algunos compañeros necesiten consideraciones especiales y tengan un peculiar funcionamiento. La idea es lanzar un mensaje de que el trastorno de la atención no es un problema exclusivo de una posible mala educación, sino que hay en su base componentes biológicos de difícil control por parte del niño que lo padece. Ello, pero, lleva añadido el riesgo a que se etiquete al niño. Deberá valorarse cada caso en función de las características del niño, familia y escuela.
11
Otro recurso que puede utilizarse, es buscar un compañero con el que se lleve bien, para ayudarle en sus tareas en clase y acompañarlo en algún tipo de juego guiado bajo la supervisión del maestro. La idea es ir consolidando un mejor funcionamiento social.

Para conocer más acerca del trastorno:

Si desea conocer mejor cuales son las características del T.D.A.H. utilice este enlace:


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Otro blog donde se encuentra mucha documentación útil sobre el TDA-H: